Uno de los retos que más frecuentemente se le suele presentar a los docentes es encontrar la “fórmula” para que sus alumnos estén motivados a aprender.
La falta de motivación es una queja constante de muchos docentes; piensan que todo sería distinto si los alumnos entrasen en el aula con ganas de aprender. ¡Qué gran verdad!, con la motivación, todo sería más sencillo en el aula.
Si a nosotras nos preguntaran ¿qué aportan las Tics en el aula?, tendríamos clara nuestra respuesta. Las tics han de ser un motor de innovación y cambio metodológico en los centros educativos. Siempre que se usen adecuadamente fomentarán que los alumnos estén más receptivos en el aula, que su aprendizaje aumente, que atiendan a las indicaciones del maestro y que colaboren de forma activa en su propio aprendizaje. Permiten el desarrollo de un aprendizaje colaborativo y son un recurso que se adapta a la perfección a aquellos niños/as con distintos ritmos de aprendizaje.
La aportación más significativa que encontramos y queremos destacar de las Tics es que incrementan la participación y autonomía del alumnado convirtiéndolo en un agente más, activo en el proceso de enseñanza/aprendizaje.